Hay una creencia generalizada de que el estado de nuestra piel viene determinado por la carga genética. Numerosos estudios confirman que en parte es así (se estima que en un 25 o 30%), ¿pero qué ocurre con el resto del porcentaje? Estaríamos ante una serie de factores que influyen directamente en nuestra dermis, variando su salud desde que nacemos hasta que morimos.
El entorno, el estado de nuestra psique, la exposición solar son sólo algunos de los agentes que dañan su elasticidad, brillo o textura. En una situación tan excepcional como la que hemos vivido meses atrás (el confinamiento a causa del COVID-19), la piel ha sido uno de los órganos que se han visto más afectados. En este artículo te contamos cuáles han sido los efectos del confinamiento que han podido influir en el estado de tu piel.
La alimentación
Una dieta equilibrada y saludable es vital si se quiere tener una piel sana. El déficit de vitaminas, minerales o proteínas provoca una desmejora notable, la cual puede manifestarse en varias patologías tales como el acné, envejecimiento prematuro o deshidratación. Durante estos meses los desordenes en las dietas han sido muy comunes, debido en parte a la inactividad y a la incertidumbre generada por la pandemia.
El estrés
El estrés y los cambios emocionales afectan directamente al estado de la piel. Dependiendo de cada persona, este desequilibrio se manifiesta de una forma ú otra. Los efectos más comunes del exceso de cortisol (la denominada hormona del estrés) suelen ser sudoración, rojeces, ronchas, sequedad, aparición de escamas y pérdida de luminosidad.
El exceso de radiación solar
El hecho de no poder salir a la calle ha provocado que muchas personas pasaran la mayor parte del día en sus terrazas y/o balcones. Al haber coincidido en plena transición a la primavera, esto ha supuesto una exposición prolongada a los rayos UVA y UVB. En las últimas semanas, los dermatólogos alertaban del aumento de quemaduras solares, las cuales podrían provocar daños irreversibles.
La luz ultravioleta
Durante el confinamiento hemos pasado muchas horas delante de pantallas digitales. La luz azul que emiten estos dispositivos electrónicos (móviles, tabletas, ordenadores…) tiene efectos adversos en la piel si no la protegemos antes. Este tipo de emisión, entre otros, debilita los pigmentos de la piel y estimula la melanogénesis, favoreciendo así la aparición de manchas y arrugas.
¿Cómo revertir el impacto negativo en nuestra piel?
Para poder restituir los efectos negativos provocados en nuestra piel es vital contar con la evaluación de un profesional. Una esteticista, o un dermatólogo/a en el caso de que sea necesaria una valoración médica, deberán ser los encargados de determinar el estado de la dermis y pautar el tratamiento que más se ajuste a las necesidades específicas de la piel.